El Perú contemporáneo, si situamos este ciclo a partir de la República, heredó una tradición aciaga que nos cuesta trascender. La Colonia fue una empresa conquistadora que impuso un periodo nefasto para los pueblos originarios, donde primó el avasallamiento de nuestra cultura original, la depredación, el hurto de nuestras riquezas y la muerte cotidiana de los naturales. Por si esto fuese poco, en la República, desde las guerras fratricidas del militarismo hasta la Guerra del Pacífico, y luego con el sofocamiento de las grandes protestas sociales a sangre y fuego, la muerte impuso su rostro cotidiano entre los habitantes. Los poetas, cual conciencia colectiva de lo vivido, han estado marcados por esto, y han unido su historia personal con la gran historia colectiva. César Calvo indaga en este misterio magistralmente. (Movimiento Poético Mundial – Filial Perú).

César Calvo (Lima, 1940 – Lima, 2000)

PREGUNTAS Y PENUMBRAS

¿Y si de pronto huyeran

el valor y el destino

-como alas- de este pájaro

que me lleva a los vientos

o a la muerte?

Tal vez mañana mismo.

Si de pronto volara

de mi pecho

el corazón, cayera

como llave en un pozo:

¿Tú abrirías la puerta, cruzarías

al umbral a mi paso señalado?

Buscando entre los muertos

Es a ti a quien hablo,

a ti que creces

como una larga herida

en mi memoria, a ti que ignoras

como yo

los tatuajes de mi brazo. Es

a ti a quien hablo.

El cuerpo del hermano.

Bajo mi cuerpo

tiéndete, acerca tus oídos

a la tierra: ¿Oyes cómo mis manos

te acarician, cómo el mar suena

todavía

desde tu corazón?

Nuestro cuerpo encontremos.

Tras la puerta, otro fuego

devora las montañas,

los sueños

y los hombres. No digas

nunca: “hay tiempo,

hay tiempo”. Tal vez

mañana mismo,

buscando entre los muertos

el cuerpo del hermano,

nuestro cuerpo encontremos.